Ruinas al Pop (haciendo clic en la foto se escucha arqueologia pop)

viernes, 12 de febrero de 2010

Darwinismo: las descargas y el botellón

Hay algo en común entre las descargas de música de Internet y el botellón o la litrona. Ambos son (relativamente) nuevas formas de consumo y acceso a la música y a las bebidas. Representan nuevos canales de acceso a un viejo producto. Y ambos canales han sido y son denostadas por los principales actores de los antiguos canales.

Parte de la industria musical, para ser exacto la parte de la industria musical que más facturaba, se queja amargamente, cuando no amenaza con horrible desgracias o revanchas, de que una gran parte (si no la mayor) del tráfico de información por Internet (muchos Gigabytes o Terabytes o Petabytes) consiste en productos sujetos a copyright cuyos derechos de propiedad intelectual se conculcan frecuentemente. Y posiblemente esto es cierto. Como también es cierto que el número de conexiones a Internet crece constantemente. Y consecuentemente la cantidad de dinero gastada en conectarse a Internet con el propósito principal o secundario de acceder a música sujeta a copyright aumenta continuamente. Se gasta, por tanto, cada vez más dinero en música.
Y es bien cierto también, que actualmente se gasta bastante más dinero en música a través del pago de la conexión a la tarifa plana mensual y otras suscripciones a sitios de descarga de archivos que lo que antes se gastaba en discos de vinilo o en CDs (ver comentario de rafel el 30 Enero de 2010 aquí). Otra cosa es dónde se gasta este dinero. La mayor parte de ese dinero ya no va a parar a los eslabones de la cadena creada el siglo pasado (compositor, escritor, intérprete, productor, sello discográfico, distribuidor, tienda especializada, gran superficie…) sino al proveedor de servicios de Internet.
Ese cambio se ha producido de manera abrupta, y al parecer no ha dado tiempo a que se restablezcan los equilibrios y se enlacen lo eslabones que deban permanecer en la nueva y (más) corta cadena… si es que alguno es necesario ahora.
Ese cambio, tan pronosticado como inevitable está resultando indigesto para una industria acomodaticia (como todas las industrias rentables en exceso) que se aferra a prácticas de un pasado que les privilegiaba.

Lo sucedido con el consumo de bebidas alcohólicas presenta un claro paralelismo con el caso de la música.
Desde la aparición de la litrona de cerveza en los parques de las ciudades (siempre sentados en el respaldo y con los pies en el asiento) en la década de los añorados años ochenta hasta el botellón institucionalizado del siglo XXI, el proceso de cambio de pauta en el consumo de bebidas por los más jóvenes ha sido ininterrumpido. Los dueños de los bares no han hecho otra cosa que quejarse y subir los precios mientras que las pequeñas bodegas que vendían litronas frescas en los barrios se has visto arrolladas por las tiendas-abierto-todo-el-día-en-las-que-hay-de-todo y los grandes supermercados.
Los jóvenes han abandonado bares caros, irrespirables e indiscretos y se han mudado a las plazas, jardines o descampados con bolsas de bebida a precio razonable a disfrutar del aire libre y al abrigo de las miradas reprobatorias de generaciones pasadas.
Y esto del botellón es imparable. El botellón puede molestar a veces a terceros no implicados en le negocio (tranquilos ciudadanos que ven su descanso perturbado por el ruido de algunos botellones) que pueden llegar estar en una posición de indefensión manifiesta, pero no más indefensos que aquellos a los que las sacrosantas terrazas autorizadas por las autoridades molestan de la misma manera.

Conclusión 1: La realidad es aún más tozuda que los más abstrusos e interesados sectores privilegiados y protegidos (léase SGAE y asimilados)

Conclusión 2: La adaptación a las nuevas situaciones y mitigación de los efectos negativos de los cambios son las dos actitudes y estrategias más recomendables para la supervivencia en un entorno cambiante.

miércoles, 10 de febrero de 2010

Adam Green

Como bien decían Esclarecidos, esta noche la gente vuelve a creer que aún es posible pasar
una buena noche de rock and roll. Y eso es lo que Adam Green ofreció ayer en Bruselas.
Este Adam Green es un músico neoyorkino de difícil clasificación que está considerado como un ejemplar representante del difuso estilo anti-folk.
En un largo concierto, en cuanto al número de temas interpretados, consiguió que su público anoche (flamenco mayoritariamente) no perdiera una franca sonrisa (reto de dificultad elevada). Y lo consiguió a base de simpatía, empatía y buenas cantidades de cerveza antes y durante el recital en el que paso revista a su último disco y a su obra anterior, entre ellas la canción Jessica Simpson. Esta maravillosa canción dedicada a la propia cantante tejana, que podemos disfrutar aquí junto a fotos de la aludida, ha sido incluso objeto de sesudos análisis.
Un buen reflejo de lo de ayer en Bruselas (incluidas las largas introducciones a las canciones) es este video tomado días antes:

O este otro:

Adam es un compendio de Frank Sinatra por su voz, de Neil Hannon de The Divine Comedy por su brillantez en la composición de elaborados temas Pop, de Jonathan Richman por su candidez y perversidad, de Iggy Pop por su imagen, energía y desparpajo punk en escena; y todo ello sin olvidar a los Moldy Peaches de la entrañable e inquietante Juno

lunes, 8 de febrero de 2010

Brutal? bestial? o simplemente moderno

The Dillinger Escape Plan (DEP) en directo, como el sábado pasado en Bruselas a un auténtico volumen brutal es una experiencia trascendente.
Efectivamente, lo intuido se comprueba como cierto: DEP en vivo es de lo más recomendable.
Un concierto de DEP es una descarga brutal de energía, violencia, velocidad y virtuosismo que traspasa los límites del rock con una propuesta que según ellos mismos "represents the ethic and attitude that was present during a time that doesn't exist anymore".
La propuesta de math-metal-experimental (o cualquier otra etiqueta que se les quiera aplicar) obliga a un cambio de actitud ante la música rock o más bien una mirada atrás de treinta o cuarenta años para entender mejor lo arriesgado de cualquier propuesta que haga evolucionar el rock. (...Jimmy Hendrix?).

DEP son un grupo con ya trece años de historia y que tiene un calendario de actuaciones en su gira de 2010 impresionante (75 conciertos hasta mediados de agosto) que nos acercan la música rock del futuro sin pose alguna de vanguardismo gafapastista.

Para hacerse una imagen de lo que DEP ofrece hay multitud fotos, entrevistas y videos.
Este es una muestra de un fin de concierto:

Y esto algo más informal:


Corolario tras un concierto de DEP once you go black, you never go back

jueves, 4 de febrero de 2010

Miel salvaje y pop

Vuelta al pop más melifluo y no por ello menos recomendable.
Wild Honey son un grupo pop madrileño que pone un dulce cuidado en los detalles liderado por Guillermo Farré quien además toca en Mittens otro recomendable grupo estrella de Madrid.
Wild Honey es el título de un disco de los Beach Boys de 1967, de los que este grupo recibe influencias y a los que hacen honor; aunque también se encuentran referencias a los famosos Camera Obscura o a los nunca suficientemente bien ponderados Tótem en sus canciones. Por cierto, hay una canción de Van Morrison con ese mismo título e incluso una de U2…

Wild Money acaba de editar disco que se puede adquirir en un único formato: LP (vinilo rojo 180gr) que viene acompañado por la versión CD del disco que también se puede descargar gratis en la web del grupo. Esta es una ejemplar aproximación a la divulgación moderna de la música por canales copyright y copyleft de forma simultánea.

El grupo presenta bonitos trabajos gráficos en sus blogs y pagina de myspace y se puede disfrutar de una entrevista con ellos aquí o en un articulo.
Una canción de 2008 de antes de editar el LP por aquí:
<a href="http://wildhoney.bandcamp.com/track/a-church-and-a-cox">A church and a cox by Wild Honey</a>
Otra canción aquí y otra por aquí.
Un video algo antiguo

Wild Honey from furilo on Vimeo.



Y aquí en otro directo más reciente en su melódico y melifluo estilo propio

Wild Honey - Brand New Hairdo LIVE @ Madrid from furilo on Vimeo.

martes, 2 de febrero de 2010

Die Antwoord (La Respuesta)

La música, como otras artes debe ser convulsa. Esta pulsión convulsa es ya difícil de encontrar en el Pop mainstream orientado a las audiencias masivas generalmente adocenadas.
Sin embargo en la periferia de las corrientes mayoritarias se desarrollan fenómenos musicales más o menos radicales que aportan una belleza e interés especial. Como la propuesta de rap/rave de los sudafricanos Die Antwoord que significa "La Respuesta".
Este trío de inadaptados de un suburbio de Ciudad del Cabo nos muestra cómo la basura blanca desarrolla un agresivo estilo propio de música en condiciones sociales desfavorecidas.
Sus videos tienen una estética violenta que combina elementos naif con perversiones variadas.
Véase el impactante "Enter the ninja"



Y algunas imagines de inquietante DJ colaborador afectado de progeria aquí
Una mini-entrevista, bien reveladora por cierto, permite disfrutar de su exótico acento afrikáans y de un tema cortito:



Aquí los vemos en un directo en tumultuosa jam session con el grupo rock Fokofpolisiekar


Al parecer anuncian una visita inminente al hemisferio Norte en Abril. Miedo dan

lunes, 1 de febrero de 2010

La música como "commodity"

"Commodity" es la palabra inglesa para "articulo", "producto", "mercancía", o "materia prima" y define a "cosas que pueden ser compradas y vendidas.
Independientemente de enfoques más o menos marxistas, las commodities son la base sobre las que se sustenta el capitalismo.
La música entra en el mundo del capitalismo en un momento relativamente reciente y de forma asociada a la creación del concepto de derechos de autor y de la propiedad intelectual.
Antes de esa entrada gloriosa en el mercantilismo capitalista la música fue durante siglos un no-producto. La música subsistió ligada a la actividad humana durante siglos a la margen de los mercados fundamentalmente asociada al folclore y a la religiosidad sin merma de creatividad.

La entrada al capitalismo, bendecida por propios y ajenos, ha supuesto a su vez la entrada de la música en una vertiginosa montaña rusa en la que los cambios de dirección y las subidas y bajadas no son controlados por los interesados. Estos cambios de dirección se ven tremendamente afectados por el desarrollo de nuevas tecnologías de sonido y comunicación. La generalización de las grabaciones y su entrada en un mercado que presentó en su momento un aparente crecimiento ilimitado hizo imaginar que la cuesta abajo no llegaría nunca.

La sociedad ha tomado ya su decisión al respecto. El mercado de música se ha visto radicalmente cambiado por la abrupta aparición de nuevos canales de difusión y distribución de las grabaciones musicales (Internet).
La grabación musical es el grueso del valor de la música como commodity, quedando un mercado residual de la música en directo, los recitales y conciertos que no se han visto afectados negativamente por Internet.

Resulta inquietante e incongruente que los que durante un siglo han conseguido que la música fuera considerada una commodity o mercancía, pese a que la producción intelectual incumple alguno de los criterios definitorios de la commodities, se quejen amargamente de la situación actual de su mercado.
En efecto uno de los criterios de las commodities (mercancías) relacionado con su propiedad y con la protección de ciertos derechos o privilegios, es la finitud. Que solo exista una cantidad determinada, limitada o en la mayoría de los casos escasa es uno de los criterios para que se pueda poseer ese derecho sobre la mercancía. Y resulta que existen infinitas combinaciones de sonidos que den lugar a infinitas canciones o sinfonías.
Sin embargo la música, y seguramente otro tipo de mercancías asociadas a la protección intelectual, como los escritos y otras creaciones artísticas, sí se rigen por las leyes del mercado. Incluyendo, por supuesto la fluctuación den los volúmenes de mercancías en el mercado y el precio.
La abundancia de "mercancía" al coste reducido de la tarifa plana de Internet conlleva inexorablemente una reducción importante de la cantidad de mercancía comprada y vendida o una reducción drástica de su precio. Sin embargo, los proveedores de ese mercado se encastillan en posiciones del siglo pasado y se cierran a una adaptación de los precios al mercado real.
La situación es tan fácil de comprender como parece difícil de asimilar para los que pierden su posición privilegiada en el mercado, y se resume en "nadie está dispuesto a pagar por lo que se puede obtener a un precio mínimo".
Y ese es el meollo de la cuestión que tantos berrinches causa. La aceptación del mercado conlleva aceptar subidas y bajadas en volúmenes de negocio, conlleva aceptar que los canales de distribución se ven modificados (a veces abruptamente) y que las preferencias en cuanto al formato del producto y a su forma de adquisición quedan al albur de los consumidores, que por regla general escogen lo más barato.

Existe sin embargo una alternativa que requiere una revolución y un cambio absoluto en la jerarquía de los principios. Situar la música (y posiblemente otras commodities o mercancías relacionadas con la creación intelectual) fuera del ámbito del mercado supone un paso adelante que requiere arrojo y principios. Se trata de salir del contexto del capitalismo y considerar la creación desde un punto de vista radicalmente distinto que exige arrojo y convencimiento ético.

Y sin embargo ya está aquí y aquí.

Como colofón, una cita:

"Only sick music makes money today". (F. Nietzsche, 1844-1900)