Leñadores, agricultores, matarifes, verdugos y militares son oficios y profesiones relacionadas con la muerte. Causar eficientemente la muerte de seres visos, sean plantas, animales o personas es su profesión y en muchos casos también su devoción.
A nadie le extraña y todo el mundo lo acepta como natural, necesario y bueno.
Pero, y si las cosas se empiezan a mezclar y a complicar…
Los ejércitos empezaron a incorporar a sus tropas médicos y veterinarios, ingenieros, juristas y leguleyos, economistas e intendentes, curas y obispos. Necesitaban tener sus propios profesionales dentro de su organización, bajo su disciplina, sometidos a sus reglas y a sus principios. Y por ello hoy esos profesionales son primero militares y luego lo que corresponda... o viceversa… No queda muy claro.
El problema aparece cuando en los últimos tiempos se inicia el movimiento opuesto. Ahora son los militares quienes quieren incorporarse, injerirse, inmiscuirse en las tareas que son propias de otras profesiones. Pretenden hacerse pasar por lo que no son.
Ahora los militares quieren hacer cooperación internacional, quieren ser policias, suplantar a los servicios sanitarios en la llamada acción militar humanitaria (?) en muchos países pobres o recién invadidos y además quieren ser bomberos o quitanieves o animadores de verbenas. Son los (fundamentalmente las) médicos militares en Afganistán, la Unidad Militar de Emergencia creada por el inefable presidente del gobierno de España, o las bandas militares ofreciendo conciertos para regocijo del pueblo fuera de sus cuarteles.
Pero eso no es intrusismo profesional... Claro, los ejércitos invaden, ser un intruso es poca cosa para ellos que cuentan con armas…
Dónde quedó aquello de zapatero a tus zapatos. Pero claro hay zapateros y Zapateros.
Y si los profesionales de la muerte se hacen pasar por profesionales de la vida haciéndonos creer que gracias a ellos se salvan muchas vidas cuando ejercen de suplantadores de médicos, policías o de bomberos; entonces, ¿cómo negar que los profesionales de la vida se dediquen a ser profesionales de la muerte?.
En efecto, aquellos llamados a salvar vidas y más aún los comprometidos por juramento son ahora profesionales de la muerte. No lo dicen claramente. Igual que los militares no dicen que su especialidad es matar eficientemente. Se camuflan de muchas formas eufemísticas, hablan de interrupción de embarazo (por aborto) o de buena muerte o muerte digna (por eutanasia). Muerte, muerte, muerte...
Extraños tiempos estos en los que hay que explicar lo evidente …
Siempre ha habido bomberos pirómanos pero ahora la confusión entre muerte y vida estimula la glotis. Bienaventurados los de glotis sensible.
Coda sonora
viernes, 12 de junio de 2009
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