Ruinas al Pop (haciendo clic en la foto se escucha arqueologia pop)

viernes, 5 de marzo de 2010

Derechos autor y el deporte rey

El inefable derecho a la propiedad intelectual (DPI).
Resulta que algunos creadores tienen reservado el derecho, mejor dicho privilegio de percibir remuneración o contraprestación cada vez que se hace uso de su creación… digamos intelectual.
Eso significa que cada vez que se interpreta o reproduce esa creación, los responsables de la interpretación o de la reproducción deben pagar al autor, normalmente a través de un intermediario. Y normalmente los intérpretes (músicos, actores, directores) o difusores (editores, medios de comunicación) de esas creaciones transfieren la obligación de ese pago al espectador, lector u oyente.

Sin embargo hay otros creadores que no tienen reservado ese derecho, pese a que sus creaciones aportan incuestionables beneficios o disfrute a la sociedad. No hace falta referirse a los autores de artículos científicos o autores de textos legislativos, se pueden encontrar ejemplos más estimulantes en otros ámbitos más cercanos a lo que se ha dado en llamar cultura.
Por ejemplo, el deporte. Y más en concreto el deporte rey, el fútbol.
No hace falta llegar a un alto nivel de erudición, aunque siempre recomendable en asuntos tan importantes, para entender que dos momentos claves en la evolución del fútbol lo constituyen la revolución táctica que llevo a la creación e implantación generalizada de la "WM" y el "4-3-3" (los no iniciados deberían mirar aquí y los estudiosos mejor aquí).
Siguiendo la lógica de los DPI, cada vez que se ejecutara (jugara en público) la WM o el 4-3-3 al-estilo-fútbol-total, los herederos de Herbert Chapman o Rinus Michels deberían percibir o haber percibido, en el caso de la WM, una suculenta retribución.

Si alguien que escribe o inventa un guión de cine, una obra de teatro, una partitura o incluso una coreografía obliga a los espectadores a pagar al creador de estas obra intelectuales una parte del precio de su entrada, entonces porqué quien crea una nueva táctica futbolística, que no es otra cosa que el guión que seguirá el equipo durante el partido ejecutando una coreografía predeterminada, no va a recibir una parte de la taquilla… o de los derechos televisivos. Y si el partido se juega en el patio e un colegio abierto con posible asistencia de padres, tíos y amigos de los chavales y aunque el evento sea gratuito, cómo los creadores van a dejar de percibir su "legitima" retribución por sus DPI, auque esa retribución la tuvieran que pagar los que disfrutan de la ejecución del sistema por simples aficionados…. O es que Bilardo, como creador del nunca suficientemente ponderado e inmortal 3-5-2 , merece peor trato que el compositor de Los Canarios?

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