En U.P. y D., bastante más interesante en inglés, donde sí se hace referencia a su presunta ideología, se han detectado indicios de neofascismo o neofalangismo en ciertos deslabazados, erráticos y ocasionalmente certeros análisis o en más modernos, entretenidos y estructurados comentarios de ínclitos popes del pop.
Otros también han encontrado claros punto de comunión con la falange e incluso ciertas dudas de homofobia, y estas son referencias que parecen no molestar a la "lideresa" que mantiene que no les importa que les llamen "fachas" por defender los símbolos constitucionales (...) y les importa un bledo el que nos atribuyan estar "a la derecha de la derecha" por defender la igualdad y la libertad de todos los ciudadanos españoles.
Yendo a las fuentes de U.P. y D. se pueden llenar las cántaras de del agua fresca que fluye entre las ponencias de su primer congreso. Su ponencia política es un indigesto puré de 72 "ladrillo-párrafos" de entre y 15 renglones cada uno que comienza con cinco infumables páginas de autobiografía panegírica del incipiente partido cuya prioridad absoluta (repetida varias veces) es "la puesta en marcha de una política dirigida a introducir profundas reformas en instituciones básicas de la democracia española" incluida la Constitución, para así mejor ejecutar un "proyecto político de regeneración democrática"; en otras palabras, no dejar títere con cabeza.
Un batiburrillo de repeticiones y ataques poco discriminados contra 6 de las 17 Comunidades Autónomas, ahí es nada, contra los partidos tradicionales, confundiendo Estado y Administración Central del Estado intenta demostrar la "inviabilidad de nuestro sistema político", (que debería sucumbir, si en inviable) para concluir proponiendo una necesaria "regeneración ética y moral". Para ello proponen un "ideario transversal", que "se opone como realidades irreductibles a izquierda y derecha", que dicen ellos es un "concepto político novedoso", a lo que es, cuando menos, oscuro o desconocido y que huele a joseantoniano de primera o segunda hora.
Una de las características fundamentales de la "transversalidad" es que "estimula un debate constante de sus posiciones sobre temas socialmente más polémicos, se trate de la legislación sobre el aborto, la regulación de la eutanasia o la prostitución, o sobre el empleo de la energía nuclear, la inversión en defensa, las leyes antiterroristas, etc." En resumen que en temas controvertidos, o de principios no tiene una posición definida y que lo debatirán en su momento. Esto huele a oportunismo o coyunturalismo tan similar al cortoplacismo, tan similar al zapaterismo.
Otros aspectos reseñables de esa ponencia política son su decidida apuesta progresista trufada de inconsistencias y antimulticulturalista (o xenofobia de baja graduación) y radicalmente laicista. Nótese que no es un partido aconfesional sino defensor del laicismo en su sentido de hostilidad o indeferencia contra la religión más que defensor de una posible, aunque difícil laicidad en el sentido de mutuo respeto entre Iglesia y Estado fundamentado en la autonomía de cada parte, sin reparar en que este problema ya esta sobradamente resuelto en la Constitución de 1978. El documento dedica varias páginas a elucubrar sobre diversos aspectos éticos y morales de este laicismo desde posiciones considerablemente extremistas y dogmáticas.
Lo más consistente ideológicamente es su jacobinismo presentado como inequívocamente nacional en su sentido más cercano a unidad de destino desde la contradicción permanente de su concepto de nación "que no es otra que la nación española tal y como queda definida por la Constitución española de 1978" y su programática propuesta de "reformas constitucionales" en este campo.
Un ejercicio intelectual que aporta bastante información sobre la solidez ideológica de U.P. y D. es un análisis [somero] de su carta de presentación:
Somos un nuevo partido, nacido para representar a los ciudadanos españoles que desean impulsar un profundo cambio político mediante la Reforma de la Constitución [en la primera frase] y de la Ley Electoral para regenerar el sistema democrático, superar el “bipartidismo imperfecto” que ahora prima a los partidos nacionalistas [un bipartidismo debería primar a los DOS partidos preponderantes, no?] , y luchar por la libertad y la igualdad efectiva de los ciudadanos españoles ante la ley [es necesario aún luchar por esto en España?] con independencia de sus ideas, fortuna, lugar de residencia o lengua materna .
Proponemos políticas de progreso que mejoren la igualdad y la libertad de los ciudadanos, fines compartidos por la izquierda y la derecha democráticas [estos dos fines se consideran normalmente como incompatibles, debiendo ser necesario priorizar entre uno u otro al no poder maximizarse los dos simultáneamente]. Nos oponemos a políticas reaccionarias como el aumento de la desigualdad territorial, la discriminación por razones lingüísticas o identitarias, y el abandono de la cohesión nacional para satisfacer al nacionalismo y sus imitaciones regionalistas [puro jacobinismo, respetable sí, pero jacobinismo].
Somos un partido nacional y concebimos España como una nación de ciudadanos libres e iguales de un Estado unitario y descentralizado integrado en Europa. Proponemos devolver al Estado [confunde garrafalmente o malintencionadamente Estado con Administración Central del Estado] algunas competencias exclusivas (como educación y fiscalidad) para que todas las comunidades autónomas sean iguales [esto es claro todas iguales!!!] y todos los ciudadanos tengamos los mismos derechos y obligaciones, garantizados por un sistema judicial independiente y común, sin interferencias de los partidos políticos.
Somos un partido laico que respeta profundamente las creencias religiosas. Pedimos que las leyes sean independientes de las religiones [en qué siglo se han quedado?], y éstas tratadas por igual si respetan los derechos humanos y la Constitución [Cual Constitución? la Constitución que ellos quieren reformar para adecuarla a sus "ideas" o la vigente?] . Pedimos que las instituciones [instituciones?] renuncien a las políticas nacionalistas que pretenden dictar a los ciudadanos su identidad cultural y política. Queremos potenciar la educación laica [se supone que en detrimento de la no-laica o no-laicista] y la investigación científica, y oponernos a la propaganda del fanatismo y de la ignorancia equiparada al conocimiento.
Pensamos que el Estado debe garantizar la prosperidad general propiciando el juego económico limpio y la libertad de empresa, y también prestar y mejorar los servicios sociales básicos –sanitarios, asistenciales, educativos, transportes, etcétera– que materializan la igualdad de oportunidades, el bienestar y los derechos básicos de todos.
Consideramos que la derrota del terrorismo, proceda de ETA o de cualquier otra banda, no debe cambiar en función del partido que gane las elecciones, sino ser una política de Estado compartida por todos los demócratas. Rechazamos el diálogo con terroristas [eso de entrada!] o la negociación de concesiones políticas a cambio de una paz sin libertad [esto es otra cosa, no?].
Consideramos que la regeneración de la vida democrática debe comenzar por nosotros mismos. UPyD propondrá mayor transparencia en la financiación de los partidos para prevenir la dependencia de la corrupción y de agentes económicos encubiertos, el desarrollo de las incompatibilidades entre negocios privados y cargos públicos, y otras medidas que mejoren la democracia acercando los representantes a sus representados, combatiendo la abstención, la indiferencia y la pasividad. Porque en una democracia todos los ciudadanos somos políticos, y todos somos responsables de los asuntos comunes que nos atañen.
jueves, 21 de enero de 2010
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