Las reflexiones y discusiones sobre el aborto son interesantes y apasionadas y estimulan intercambios de ideas e ideologías, a vece éstas y aquellas tan dispares como disparatadas.
Algunas de las polémicas tienen más interés que otras. Estas suelen ser las que presentan opiniones heterodoxas o inesperadas, ya que la defensa de dogmas desde posiciones monolíticas sueles acabar en monólogos tan aburridos como estériles.
No es este el caso del Abad de Montserrat que tuvo a bien hacer unas declaraciones que han levantado sarpullidos entre algunos y que otros discuten dando ejemplo de mayor o menor tolerancia.
Las declaraciones originales se pueden ver aquí (desde el minuto 0:43:30 al 0:44:55), aunque para entender mejor la respuesta del Abad es mejor leer su puntualización.
La frase clave es vista la realidad de nuestra sociedad [él] podía comprender que el Estado lo regulase [el aborto].
Y esa frase clave es la que provoca la reflexión: La regulación o reglamentación de de algo tan ligado a la vida como el aborto debe fundamentarse en una base suficientemente sólida como la ética, o la bioética, o la moral…
El aborto afecta directamente a la vida humana ya que el zigoto, embrión, feto o bebé son vida humana (dejamos a un lado la consideración de persona humana) y por tanto afecta de forma más o menos directa a la supervivencia de la especie. Y son estas cuestiones las que son el objeto de la bioética y también de la ética médica.
El aborto también se incluye entre los factores que afectan a la vida social desde el momento en que su existencia y práctica afecta a las relaciones que se establecen en la sociedad entre los proveedores de gametos (ambos) o progenitores en potencia y otros actores sociales en el ámbito de la familia, amigos, trabajo (sanitarios o no), partido político, etc. Y estos asuntos se dirimen en el marco de la moral.
Sin una reflexión profunda o al menos intensa sobre los aspectos éticos (entre otros cómo afecta el aborto a la vida humana de seres humanos en gestación/construcción) y morales (como por ejemplo cómo afecta a la sociedad y a las relaciones sociales de las gestantes el aborto o la continuación a término de un embarazo no deseado o no procedente) no es posible afrontar seriamente la regulación de la interrupción voluntaria del embarazo o aborto, sus límites y sus criterios y requerimientos.
Este tipo de reflexiones debe preceder a la discusión sobre los posible derechos (derecho a abortar en ciertas circunstancias sin ser penalizado, derecho a objetar a la práctica médica del aborto, derecho a la vida del "nasciturus"…) que la regulación debe contemplar e incluso debe tener lugar antes de discutir las obligaciones (del sistema sanitario a ofrecer la prestación del aborto, del contribuyente a pagar esta prestación…) que la regulación debe establecer.
Y se echa de menos enormemente una reflexión tal entre los que expresan opiniones sobre el aborto…
jueves, 11 de noviembre de 2010
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