Se puede acercar uno al noise desde un punto de partida más bien intelectual y de exploración de las nuevas fronteras de la música y el arte sonoro. Los diversos estilos del noise, como por ejemplo las recientes grabaciones de Joey Colley
o algunas grabaciones de paisajes sonoros, escuchados tranquilamente, especialmente con auriculares, tienden a producir sensaciones sutiles y a veces un extraño sosiego.
No es este el caso cuando se trata de un concierto en directo del que se ha considerado el artista más importante del Noise.
En efecto, un concierto de Merzbow se convierte en una experiencia inolvidable, casi trascendental la primera vez (como anteayer en Bruselas para alguno). Anteayer ejecutó una larga suite (?) de 50 minutos, una especie de bis de 9 minutos y si mirar siquiera a la audiencia procedió a recoger él mismo los cables y aparatos que componían su set instrumental (?).
Un concierto de Merzbow es algo muy físico y orgánico. Una avalancha de sonido a volumen casi doloroso (los tapones para oídos que se recomiendan se convierten en casi necesarios) que sobrecoge, excita, conmueve y provoca cadenas de sensaciones ya olvidadas o… completamente nuevas. Se puede ver incluso gente bailando…
Este japonés impertérrito en escena se produce con energía, violencia o calma tensa sobre sus cacharros más o menos electrónicos desprendiendo sonidos tan abrumadores como a veces opresivos.
Vease aquí o mejor unos segundos aquí debajo:
Y una idea más clara aquí:
Muy recomendable para los que gustan de emociones fuertes y para demostrar que la vanguardia no es en absoluto un refugio de anodinos y diletantes gafapastas ...
jueves, 14 de abril de 2011
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