El Atlético de Madrid es uno de esos grandes. La contribución al capítulo del Atleti se presenta como una entrevista de Gustavo a dos atléticos que son Paco y Ramón que charlan entre ellos. Todo ocurre con la máxima verosimilitud. Ambos forofos se expresan como son y como viven. El Atlético les duele y se nota en el texto:
GUSTAVO:
Cuándo cómo se hizo hincha del Atlético, dónde vive?
RAMÓN: Debí
nacer siéndolo ya que no recuerdo haber tenido dudas o haber sentido nada
especial hacia ningún otro equipo de fútbol… Y no lo tenía fácil, las
influencias podrían haber jugado otro papel en mi persona, primero porque vivía
a 5 minutos andando del Santiago Bernabeu, estadio del siempre irritante y
deprimente todopoderoso vecino de ciudad, con la consiguiente mayoría
madridista en mi barrio y segundo porque en estos casos no viene nada mal un
último empujón que te indique el “buen camino” y no dejar todo fiado a esos
genes de nacimiento a los que alguna vez la lógica mundana puede corromper. Y
ese empujón, necesario para redondear lo que la genética había pensado para mí,
no vino del que lo suele dar en la mayoría de las familias con más fuerza, que
no es otro que el padre de uno (y es que el mío era en ese tiempo un atlético
muy moderado, demasiado diría yo, tanto que al final creo que le he hecho yo
más atlético a él de lo que, por supuesto, él me hizo a mí…). A mí, que me
hacía falta ya de por sí poco empujón para la causa, me basto con una leve
caricia, la de mi abuela Elisa, que con verla pegada a la radio escuchando los
partidos de “su” Atleti, fue ya más que suficiente. Como decía, no me hacía
mucha falta, pero aquello fue la cuadratura del círculo. Y yo quería mucho a mi
abuela, tanto como a mis genes…
Conclusión y dados los antecedentes
expuestos, soy del Atleti porque tenía que serlo y no había nada más que
pensar. En mi caso debe cumplirse eso que decimos los atléticos orgullosos de
serlo, “Del Atleti uno nace, no se hace” Para el vecino no hay ecuaciones, todo
vale!, de ahí la calidad de unos y la cantidad de otros…
PACO.
Yo no recuerdo desde cuándo soy del Atleti. Mi familia no es futbolera. A mi
padre no le gusta el fútbol, él es un buen aficionado a los toros yel fútbol no
le gusta aunque confiesa que le atrae el Athletic de Bilbao. En cambio sí
recuerdo cuándo mi familia descubrió que yo simpatizaba con el Atleti, lo que
les sorprendió bastante. Debe ser que yo no soy muy hablador. Fue cuando yo
tenía siete años y el Atleti goleó al Madrid. El único antecedente atlético de
mi familia era una tía de mi abuela a la que mi abuela llamó para decirla que
el nieto era rojiblanco… Luego llegaría la dolorosa derrota de Heysel en Bruselas,
donde vivo ahora. Recuerdo que no lloré en 1974.
Gustavo:
Cómo vivió la temporada del descenso?
RAMÓN: Un verdadero horror, mucha
ansiedad, vergüenza y frustración, en esos días si pensaba que, desgraciadamente,
el fútbol es lo más importante de este mundo porque sino, ¿cómo podía estar tan
decepcionado y abatido? Fue algo que ni en el peor de los sueños habríamos
imaginado ninguno de los atléticos con, al menos, amplia memoria histórica.
Pero al mismo tiempo nos fueron preparando para ello, lo que es de “agradecer”…
PACO: Un
continuo presagio. Se veía venir. Se vio venir. Ya en el 95,
justo antes del doblete hubo un serio aviso. Las señales estaban ahí. El club
estaba en una montaña rusa. La temporada fue angustiosa. Era un equipo hecho
para estar muy arriba. La plantilla estaba bien compensada. Había buenos
futbolistas como Aguilera, Capdevila, José Mari, Valerón e incluso estrellas
como Kiko o Hasselbaink
GUSTAVO:
Cuáles fueron las causas de la debacle? Qué sensaciones tuvo cuando la
"desgracia deportiva" ocurrió? Quiénes fueron los principales
culpables?
RAMÓN: Las causas de la debacle fueron varias y una sola
a la vez. Es preciso establecer la secuencia de los hechos y de su responsable.
Esa secuencia puede ser bien llamada tal y como Paco ha calificado, una
auténtica “montaña rusa”, con más descarrilamientos de vía que justificados
momentos de gozo estomacal… Como decía antes, la mencionada y bien calificada
debacle nos fue anticipada por pura “galantería” y ”amabilidad” de la familia
Gil (debieron pensar que los ataques al corazón hay que prevenirlos con cierta
anticipación…) ya que se produjo no solo en ese año 2000 del descenso efectivo.
El 2000 fue la constatación de un hecho luctuoso que comenzó tiempo atrás. Por
supuesto el 2000 tiene el significado de fecha de autos, de recuerdo imborrable
por nefasto, pero fue el final de un túnel (del que nos hemos recuperado solo a
medias aún en 2012 !).
PACO:
Las causas estaban ahí escondidas como un retrovirus que nos infecto en 1987.
Escondido dentro del pobre Futre, que actuó como vector del virus del
"guilismo". Ramón se lo sabe bien. El desencadenante de la fase aguda
de la enfermedad fue sin duda la intervención judicial justo antes de Navidad.
El club quedó en manos de un tal Rubi como administrador único
plenipotenciario, que lo primero que hizo fue vender jugadores, eso sí,
jugadores con más nombre que calidad como José Mari y Chamot y vendidos caros,
también. Pero la señal fue clara. Los futbolistas lo entendieron. El mensaje
era claro, salir del barco, que se hunde.
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